Categorías: Entrevistas

Laura Gallego, propietaria de Belgravia Valencia

Laura Gallego es una emprendedora. Se le cerró una etapa como directiva en una multinacional y ella abrió otra en Belgravia. Un bistró, un espacio entré el café y el

restaurante. Nacida en Valencia, ha vivido en Londres y, de sus muchos viajes, ha

creado un espacio que ella echaba en falta en su ciudad.

¿Qué espacio querías crear al abrir Belgravia?

En mi anterior etapa profesional tuve que viajar mucho por Europa, durante esos viajes

en ocasiones estancias largas, visitaba lugares donde almorzar o tomar una copa con

mucho encanto, nada ostentosos, especiales por distintos factores y que cuando volvía a

mi ciudad echaba de menos. Quería un lugar donde comer de manera informal pero con

calidad, bien servido, sin olores, con una decoración cuidada, donde ir a tomar una copa

después del trabajo o un ‘brunch’ con mis tres hijos, un sitio donde incluso puede ir una

persona sola y estar cómoda.

¿Consideras fundamental el diseño?

No es lo fundamental pero si es parte importante de un conjunto de variables. El éxito

radica en conseguir que todas ellas sean de la máxima calidad, y esta fue mi filosofía

de trabajo, busqué en todo lo mejor. Belgravia es un bistró, no es un restaurante y

tampoco la clásica cafetería. Una opción intermedia, que en mi opinión, responde a la

evolución en comportamientos sociales, la mayoría de señoras están incorporadas al

mundo laboral y almuerzan fuera de casa a diario, muchas personas compran su “take

away” y lo consumen en sus despachos. Fundamental, para un negocio como el mío, si considero la ubicación, la zona.

¿Tuviste claro desde el principio la calle Sorní?

Dudé entre otra zona céntrica de Valencia y la calle Sorní. Opté por esta última por

tránsito.

¿Qué trabajo previo hiciste antes de escoger la zona?

Miré todos los locales de distintas zonas de Valencia, me sentaba delante y contaba la

gente que pasaba, qué tipo de comercios había alrededor… Estuve un año haciendo este

trabajo de campo.

¿Qué te animó a lanzarte como empresaria?

Tras la reestructuración de la multinacional en la que trabajé 15 años, hice el IESE en

Madrid, en esta escuela de negocios entre otras muchas cosas aprendí a no descartar

la puesta en marcha de “una segunda carrera profesional”, que según explicaban debe

responder siempre a algo que te apasiona. La situación laboral de nuestro país no

era buena, pese a que estaba dispuesta a vivir en cualquier capital europea. Además, era muy complicado que encontrase otro puesto de trabajo con las características del que perdí,

la posibilidad de tener un trabajo por debajo de ese nivel ni la valoré. No tuve otra

opción, había que lanzarse. No ha sido fácil pero sí muy enriquecedor y gratificante

Y desde el punto de vista gastronómico, ¿por cuáles platos y productos apuestas?

Todo muy básico y de la mejor calidad. No quiero inventar nada, sólo ofrecer lo de

toda la vida pero muy bueno. Para la cocina escogí a una chef valenciana titulada

en Le Cordon Bleu. Ella organiza la carta y lleva el tema interno de cocina. No

ofrecemos nada que no se haga aquí. Por ejemplo, está teniendo un éxito enorme nuestra

hamburguesa hecha por nosotros con solomillo de ternera y trufa, las pulguitas de

jabugo o de queso con mermelada, la copa de champagne con tarta Tatin para merendar

o los sandwiches ingleses para acompañar el té. Además, existe la posibilidad de

comprar algunos productos de nuestra selección gourmet.

¿Cuál es la clave de un buen servicio?

Son muchas claves, no hacer esperar, amabilidad, pulcritud, recordar al que vuelve…

Todo mi equipo sabe que en Belgravia el cliente es lo primero y por ello nuestro

objetivo más importante es que todos salgan con ánimo de regresar.

¿Y qué le pides a tus trabajadores?

Que se sientan parte de un proyecto, que aporten ideas. Dado que el cliente es lo

primero exijo el mejor servicio, esto se traduce en formación constante, conocimiento

de nuestras áreas de mejora e identificación con la filosofía de trabajo. He hecho que

todos los camareros hayan estado en determinados sitios de nuestra ciudad con el fin de

que observen, comparen, piensen…. Quería que vieran el servicio, qué gente hay, como

se les sirve, que ofrecen, qué les gusta y qué no.

¿Una filosofía aprendida del IESE?

No. Cada persona conoce sus deficiencias y sus habilidades. Sólo pongo en práctica

lo que mi intuición me sugiere y esto es más fácil cuando tú desempeño te apasiona.

Cuando veo a la gente, el buen ambiente que se crea, siento un gran orgullo. Ha habido

un comentario de los clientes constante y unánime desde que abrí: “¡Qué falta le hacía a

Valencia un sitio como este!”.

¿Cuál es la mejor forma de gestionar al personal?

Poniéndote en su lugar, en sus vidas, en sus sentimientos y en su escala de prioridades.

Felicitándoles tres veces por lo que hacen bien y rectificando sólo una y en privado

cuando se han equivocado. Tengo un equipo fabuloso.

¿Se están haciendo bien las cosas en la hostelería en Valencia?

Soy una recién aterrizada en este mundo, si bien, compruebo que llegan propuestas

nuevas, ofertas diferentes, lugares distintos que sin duda enriquecen y amplían la oferta

y la imagen de Valencia en el exterior. Es una evidencia que contamos con grandes

profesionales, con experiencia y prestigio. La Copa América fue un revulsivo pero

todavía queda un espíritu provinciano que no favorece.

¿Es muy dura la vida del emprendedor?

Durísima y la de la tan nombrada “mujer emprendedora” más.

¿Merece la pena apostar por la marca Valencia?

Valencia es un privilegio de ciudad, sólo nos falta creérnoslo y enorgullecernos de ella.

Es una ciudad que tiene todos los atributos para convertirse en un destino excelente y

en mi opinión, no le damos el valor que tiene. Pocas ciudades ofrecen la calidad de vida

que tenemos los valencianos.

¿Qué espacio querías crear al abrir Belgravia?

En mi anterior etapa profesional tuve que viajar mucho por Europa, durante esos viajes en ocasiones estancias largas, visitaba lugares donde almorzar o tomar una copa con mucho encanto, nada ostentosos, especiales por distintos factores y que cuando volvía a mi ciudad echaba de menos. Quería un lugar donde comer de manera informal pero con calidad, bien servido, sin olores, con una decoración cuidada, donde ir a tomar una copa

después del trabajo o un ‘brunch’ con mis tres hijos, un sitio donde incluso puede ir una

persona sola y estar cómoda.

¿Consideras fundamental el diseño?

No es lo fundamental pero si es parte importante de un conjunto de variables. El éxito

radica en conseguir que todas ellas sean de la máxima calidad, y esta fue mi filosofía

de trabajo, busqué en todo lo mejor. Belgravia es un bistró, no es un restaurante y

tampoco la clásica cafetería. Una opción intermedia, que en mi opinión, responde a la

evolución en comportamientos sociales, la mayoría de señoras están incorporadas al

mundo laboral y almuerzan fuera de casa a diario, muchas personas compran su “take

away” y lo consumen en sus despachos. Fundamental, para un negocio como el mío, si considero la ubicación, la zona.

¿Tuviste claro desde el principio la calle Sorní?

Dudé entre otra zona céntrica de Valencia y la calle Sorní. Opté por esta última por

tránsito.

¿Qué trabajo previo hiciste antes de escoger la zona?

Miré todos los locales de distintas zonas de Valencia, me sentaba delante y contaba la

gente que pasaba, qué tipo de comercios había alrededor… Estuve un año haciendo este

trabajo de campo.

¿Qué te animó a lanzarte como empresaria?

Tras la reestructuración de la multinacional en la que trabajé 15 años, hice el IESE en

Madrid, en esta escuela de negocios entre otras muchas cosas aprendí a no descartar

la puesta en marcha de “una segunda carrera profesional”, que según explicaban debe

responder siempre a algo que te apasiona. La situación laboral de nuestro país no

era buena, pese a que estaba dispuesta a vivir en cualquier capital europea. Además, era muy complicado que encontrase otro puesto de trabajo con las características del que perdí,

la posibilidad de tener un trabajo por debajo de ese nivel ni la valoré. No tuve otra

opción, había que lanzarse. No ha sido fácil pero sí muy enriquecedor y gratificante

Y desde el punto de vista gastronómico, ¿por cuáles platos y productos apuestas?

Todo muy básico y de la mejor calidad. No quiero inventar nada, sólo ofrecer lo de

toda la vida pero muy bueno. Para la cocina escogí a una chef valenciana titulada

en Le Cordon Bleu. Ella organiza la carta y lleva el tema interno de cocina. No

ofrecemos nada que no se haga aquí. Por ejemplo, está teniendo un éxito enorme nuestra

hamburguesa hecha por nosotros con solomillo de ternera y trufa, las pulguitas de

jabugo o de queso con mermelada, la copa de champagne con tarta Tatin para merendar

o los sandwiches ingleses para acompañar el té. Además, existe la posibilidad de

comprar algunos productos de nuestra selección gourmet.

¿Cuál es la clave de un buen servicio?

Son muchas claves, no hacer esperar, amabilidad, pulcritud, recordar al que vuelve…

Todo mi equipo sabe que en Belgravia el cliente es lo primero y por ello nuestro

objetivo más importante es que todos salgan con ánimo de regresar.

¿Y qué le pides a tus trabajadores?

Que se sientan parte de un proyecto, que aporten ideas. Dado que el cliente es lo

primero exijo el mejor servicio, esto se traduce en formación constante, conocimiento

de nuestras áreas de mejora e identificación con la filosofía de trabajo. He hecho que

todos los camareros hayan estado en determinados sitios de nuestra ciudad con el fin de

que observen, comparen, piensen…. Quería que vieran el servicio, qué gente hay, como

se les sirve, que ofrecen, qué les gusta y qué no.

¿Una filosofía aprendida del IESE?

No. Cada persona conoce sus deficiencias y sus habilidades. Sólo pongo en práctica

lo que mi intuición me sugiere y esto es más fácil cuando tú desempeño te apasiona.

Cuando veo a la gente, el buen ambiente que se crea, siento un gran orgullo. Ha habido

un comentario de los clientes constante y unánime desde que abrí: “¡Qué falta le hacía a

Valencia un sitio como este!”.

¿Cuál es la mejor forma de gestionar al personal?

Poniéndote en su lugar, en sus vidas, en sus sentimientos y en su escala de prioridades.

Felicitándoles tres veces por lo que hacen bien y rectificando sólo una y en privado

cuando se han equivocado. Tengo un equipo fabuloso.

¿Se están haciendo bien las cosas en la hostelería en Valencia?

Soy una recién aterrizada en este mundo, si bien, compruebo que llegan propuestas

nuevas, ofertas diferentes, lugares distintos que sin duda enriquecen y amplían la oferta

y la imagen de Valencia en el exterior. Es una evidencia que contamos con grandes

profesionales, con experiencia y prestigio. La Copa América fue un revulsivo pero

todavía queda un espíritu provinciano que no favorece.

¿Es muy dura la vida del emprendedor?

Durísima y la de la tan nombrada “mujer emprendedora” más.

¿Merece la pena apostar por la marca Valencia?

Valencia es un privilegio de ciudad, sólo nos falta creérnoslo y enorgullecernos de ella.

Es una ciudad que tiene todos los atributos para convertirse en un destino excelente y

en mi opinión, no le damos el valor que tiene. Pocas ciudades ofrecen la calidad de vida

que tenemos los valencianos.

¿Qué espacio querías crear al abrir Belgravia?

En mi anterior etapa profesional tuve que viajar mucho por Europa, durante esos viajes en ocasiones estancias largas, visitaba lugares donde almorzar o tomar una copa con mucho encanto, nada ostentosos, especiales por distintos factores y que cuando volvía a mi ciudad echaba de menos. Quería un lugar donde comer de manera informal pero con calidad, bien servido, sin olores, con una decoración cuidada, donde ir a tomar una copa después del trabajo o un ‘brunch’ con mis tres hijos, un sitio donde incluso puede ir una persona sola y estar cómoda.

¿Consideras fundamental el diseño?

No es lo fundamental pero si es parte importante de un conjunto de variables. El éxito radica en conseguir que todas ellas sean de la máxima calidad, y esta fue mi filosofía de trabajo, busqué en todo lo mejor. Belgravia es un bistró, no es un restaurante y tampoco la clásica cafetería. Una opción intermedia, que en mi opinión, responde a la evolución en comportamientos sociales, la mayoría de señoras están incorporadas al mundo laboral y almuerzan fuera de casa a diario, muchas personas compran su “take away” y lo consumen en sus despachos. Fundamental, para un negocio como el mío, si considero la ubicación, la zona.

¿Tuviste claro desde el principio la calle Sorní?

Dudé entre otra zona céntrica de Valencia y la calle Sorní. Opté por esta última por tránsito. ¿Qué trabajo previo hiciste antes de escoger la zona? Miré todos los locales de distintas zonas de Valencia, me sentaba delante y contaba la gente que pasaba, qué tipo de comercios había alrededor… Estuve un año haciendo este trabajo de campo.

¿Qué te animó a lanzarte como empresaria?

Tras la reestructuración de la multinacional en la que trabajé 15 años, hice el IESE en Madrid, en esta escuela de negocios entre otras muchas cosas aprendí a no descartar la puesta en marcha de “una segunda carrera profesional”, que según explicaban debe responder siempre a algo que te apasiona. La situación laboral de nuestro país no era buena, pese a que estaba dispuesta a vivir en cualquier capital europea. Además, era muy complicado que encontrase otro puesto de trabajo con las características del que perdí, la posibilidad de tener un trabajo por debajo de ese nivel ni la valoré. No tuve otra opción, había que lanzarse. No ha sido fácil pero sí muy enriquecedor y gratificante.

Y desde el punto de vista gastronómico, ¿por cuáles platos y productos apuestas?

Todo muy básico y de la mejor calidad. No quiero inventar nada, sólo ofrecer lo de toda la vida pero muy bueno. Para la cocina escogí a una chef valenciana titulada en Le Cordon Bleu. Ella organiza la carta y lleva el tema interno de cocina. No ofrecemos nada que no se haga aquí. Por ejemplo, está teniendo un éxito enorme nuestra hamburguesa hecha por nosotros con solomillo de ternera y trufa, las pulguitas de jabugo o de queso con mermelada, la copa de champagne con tarta Tatin para merendar o los sandwiches ingleses para acompañar el té. Además, existe la posibilidad de comprar algunos productos de nuestra selección gourmet.

¿Cuál es la clave de un buen servicio?

Son muchas claves, no hacer esperar, amabilidad, pulcritud, recordar al que vuelve… Todo mi equipo sabe que en Belgravia el cliente es lo primero y por ello nuestro objetivo más importante es que todos salgan con ánimo de regresar.

¿Y qué le pides a tus trabajadores?

Que se sientan parte de un proyecto, que aporten ideas. Dado que el cliente es lo primero exijo el mejor servicio, esto se traduce en formación constante, conocimiento de nuestras áreas de mejora e identificación con la filosofía de trabajo. He hecho que todos los camareros hayan estado en determinados sitios de nuestra ciudad con el fin de que observen, comparen, piensen…. Quería que vieran el servicio, qué gente hay, como se les sirve, que ofrecen, qué les gusta y qué no.

¿Una filosofía aprendida del IESE?

No. Cada persona conoce sus deficiencias y sus habilidades. Sólo pongo en práctica lo que mi intuición me sugiere y esto es más fácil cuando tú desempeño te apasiona. Cuando veo a la gente, el buen ambiente que se crea, siento un gran orgullo. Ha habido un comentario de los clientes constante y unánime desde que abrí: “¡Qué falta le hacía a Valencia un sitio como este!”.

¿Cuál es la mejor forma de gestionar al personal?

Poniéndote en su lugar, en sus vidas, en sus sentimientos y en su escala de prioridades. Felicitándoles tres veces por lo que hacen bien y rectificando sólo una y en privado cuando se han equivocado. Tengo un equipo fabuloso.

¿Se están haciendo bien las cosas en la hostelería en Valencia?

Soy una recién aterrizada en este mundo, si bien, compruebo que llegan propuestas nuevas, ofertas diferentes, lugares distintos que sin duda enriquecen y amplían la oferta y la imagen de Valencia en el exterior. Es una evidencia que contamos con grandes profesionales, con experiencia y prestigio. La Copa América fue un revulsivo pero todavía queda un espíritu provinciano que no favorece.

¿Es muy dura la vida del emprendedor?

Durísima y la de la tan nombrada “mujer emprendedora” más.

¿Merece la pena apostar por la marca Valencia?

Valencia es un privilegio de ciudad, sólo nos falta creérnoslo y enorgullecernos de ella. Es una ciudad que tiene todos los atributos para convertirse en un destino excelente y en mi opinión, no le damos el valor que tiene. Pocas ciudades ofrecen la calidad de vida que tenemos los valencianos.

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