Uno de los oficios en aparente extinción más antiguos de la era moderna; como el de cerrajero, pintor o carpintero, o más humildes aún, como el de limpiabotas o afilador de cuchillos: el oficio de reparador de electrodomésticos del hogar. En la era moderna de lo digital, el internet, los robots, los algoritmos y las supercomputadoras, el oficio de reparador de electrodomésticos parece ya cosa del pasado. La era moderna es también la era del consumo masivo y ese consumo masivo se ha extrapolado al consumo de electrodomésticos del hogar, los cuales se compran, se usan y se tiran a la basura a una velocidad cada vez más vertiginosa, como si estos productos se hubieran convertido en productos perecederos que caducan a la misma velocidad que una barra de pan o un kilo de carne cruda.
La culpa de esta filosofía de consumo masivo de electrodomésticos del hogar la tiene una técnica de diseño industrial conocida como la obsolescencia programada, la cual es utilizada por los fabricantes de electrodomésticos para introducir intencionadamente puntos débiles en el diseño de los aparatos para así reducir la vida útil de los mismos y, de paso, favorecer el consumo constante y cada vez mayor de electrodomésticos del hogar, lo que favorece a los resultados financieros de los fabricantes al final de cada ejercicio fiscal.
La obsolescencia programada es la culpable de que los frigoríficos, lavadoras, lavavajillas y demás electrodomésticos del hogar de uso ordinario ya no sean tan fiables como en el pasado y que sea normal tener que reemplazar el frigorífico, lavadora o lavavajillas que se compró 2 o 3 años atrás por uno nuevo porque el que se compró en su momento ha dejado de funcionar.
Esta técnica tiene sus puntos álgidos en momentos de bonanza económica, no obstante, en tiempos como los actuales, en los que a causa del COVID-19 las familias valencianas buscan métodos de ahorro, se ha visto un incremento significativo en Valencia en la alternativa de toda la vida cuando un electrodoméstico del hogar se estropea: repararlo.
De acuerdo a una de las principales empresas de servicio tecnico valencia, desde Marzo de 2020 cuando estalló la crisis sanitaria del COVID-19 a nivel mundial se ha visto un incremento significativo en la demanda de servicios de reparación de todo tipo de electrodomésticos en la ciudad de Valencia y área metropolitana: “no damos abasto, comparado con 2019 diríamos que la demanda de nuestros servicios ha aumentado al menos un 50%”, dice Alejandro Duque, gerente de Servitec Valencia.
Uno de los principales problemas que tienen empresas como Servitec es la falta de personal en la provincia con la experiencia y el conocimiento técnico para atender picos de demanda como los que se encuentran experimentando en la actualidad en la ciudad. La causa de esta falta de personal es probablemente el hecho de que la profesión de reparador de electrodomésticos se daba por muerta, no obstante, en los tiempos actuales se ha visto como las familias valencianas recurren a la alternativa tradicional de reparar electrodomésticos cuando es preciso poner un ojo en el bolsillo.
Ya lo decía el mediático economista Santiago Niño Becerra cuando vaticinó hace unos años en un programa de televisión que volveríamos a recurrir a las reparaciones de electrodomésticos cuando la época de vacas gordas aflojara y se acercaran tiempos más grises. Tal vez es necesario que las autoridades de la Comunidad y la provincia tomen nota y promulguen programas de formación de técnicos especialistas, ya este tipo de profesionales son escasos y podrían ser cada vez más necesarios en los años venideros. Optar por reparar un electrodoméstico en lugar de reemplazarlo por uno nuevo a la primera podría ser un cambio de tendencia y no sólo un efecto pasajero de la crisis coyuntural actual, más aún si se tiene en cuenta que la reparación es, a todas luces, una alternativa más respetuosa con el medioambiente y con la salud del planeta que el consumo masivo y desmedido de electrodomésticos del hogar.
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